domingo, 17 de junio de 2012

Opio



“A mil años luz…un recorrido singular por los sin fines abismos de una mente corrompida…”
Teo se hallaba desesperado en su lecho, se remecía, algo lo incomodaba profundamente, su ser no estaba en paz, sudaba nerviosamente, no hubo más remedio que intentar despejarse de ese “algo” totalmente desconocido que lo hostigaba. Se levanto lentamente, todo estaba oscuro, nublado y distorsionado para él, siempre le ocurrían estas situaciones…pero no hablaba sobre ello a absolutamente nadie, su miedo a lo mortal e inmortal era mucho, mucho más grande. Como era habitual, eran aproximadamente las 3:00 de la madrugada, “hora de mayor actividad” como Teo decía, los mareos cesaron un poco, cuando el chico se intentaba dirigir a la puerta de su desordenada habitación, topo con alguien…una criatura roja, la misma de siempre, era uno de sus “demonios” , pero esta vez Teo no estaba tan aterrado…una emoción totalmente neutral lo protegió de sus pensamientos, parecía hipnotizado, palideció aun mas y sus grandes ojos verdes brillaron tanto, al punto de parecer fosforescentes y fantasmagóricos, Zaz, el demonio, sonrió satisfecho guiándolo a una de las puertas  de los siete pórticos, abrió la principal, se congelo todo, en todos los sentidos…el tiempo, los objetos, el aire.

Cosas extrañas comenzaron a aparecer, lobos majestuosos y ancestrales, pequeños ciclopes que revoloteaban jugando con el esponjoso cabello del chico, bichos color rojo neón…el elegante y sombrío demonio fumaba delicadamente un puro y a la vez soltaba una que otra risita maquiavélica, mientras bajaban unas largas y rechinantes escaleras que torturaban por diversas razones a Teo. De pronto, él se dio cuenta de que estaba bajando al sótano de su hogar, sin embargo, a pesar de su evidente alivio, detestaba el sótano porque parecía un abismo, tenía arañas enormes y negras, su abuela solía decirle que eran sus amigas…porque en su anterior vida fueron brujas, estas historias caracterizaron su infancia hasta ahora, su pubertad llena de traumas y maltratos. Por un rincón frío…un pequeño muy parecido a él se encontró, tan igual que era como su gemelo, eso sí, este era mucho más rubio, casi blanco de hecho…”es un ángel”…le dijo Zaz, “no como tú!, tú jamás serás como él, eres un impuro y estúpido!” de repente, Teo recobró sus emociones en un instante de explosión…todo le salió mal, su inestable equilibrio se quebró con tantos insultos mezclados con llantos desconsoladores de su “gemelo”. Luego pasaron unos minutos eternos…despertó con un sudor frío en la frente, dándose cuenta de que todo era una simple fantasía causada por ese extraño cigarrillo.

lunes, 21 de mayo de 2012

Esencias de la locura











no hay mucho que decir, no casi nada que decir de estas ánimas llenas de energía y libertad, más que nada en el mundo son incomprensibles en muchos aspectos y a la ves tan simples como la lluvia, ambas con un dulzor diferente, ambas con una picardia tales...iguales pero diferentes.

A veces les temo, son como imaginarios y silenciosos, inevitablemente están ligadas a la fantasía, con aquello me refiero sobre todo a la locura y melancolía. Difícil llamarlas tangibles, pocas veces logro tocarlas, solo se siente su presencia, es por eso mismo que son parte de mi esencia.

sábado, 14 de abril de 2012

Viaje Insospechado

"Alma vacilante y pura, viaja...solo viaja y viaja! hasta llegar a la raíz de las fantasías dóciles de un niño. Después de todo el permiso celestial ya esta pactado"


...Y en aquel sitio insospechado me encontraba,
¡por un viaje sin sentido me abordaba!
más solo era yo junto con un ser simpático y extravagante a mi lado,
que revoloteaba ligero como nube,
danzante como ave,
esquivando hasta los más finos obstáculos
de modo tal que pareciese que algo celestial,
o ¿quién sabe? ¡endemoniado!
lo hiciese flotar.

En ese momento no importaba nada más,
nada más que avanzar,
avanzar hasta las infinidades de la locura,
aquella que me hacía reír y llorar,
pero también soñar.

A medida que iría viajando
formas extravagantes me atesoraban,
formas profanas me saludaban,
humos simbólicos me envolvían,
espejismos secos me abrazaban,
y abrazarían hasta llegar al encuentro
aquel que recordaría a mi alma aventurera,
lo agridulce de ser quien soy.

viernes, 30 de marzo de 2012

Teo..."Hombre Alado"

El otoño ya se hacía notar de golpe crudo como invierno fosforescente en la cuidad, y el hombre alado era el vagabundo del sub-mundo en el que no pertenecía. ¿Un ángel caído?...quizá una...¿salvación para ellos? no, para nada, solo un poeta rebelde y perdido. 

...Ya era tarde, si es que el tiempo puede correr entre las tinieblas, él se hallaba caminando tranquilo entre los árboles, pisando las descoloridas hojas, haciendo crujir como gigante el silencioso y voraz el  bosque de cemento. Siempre solo, siempre callado, siempre misterioso. Nada más que un simple polerón con gorra le cubría todo el cuerpo junto con sus dorados cabellos que pareciesen avergonzarlo, y entre ese tumulto de voces sepultadas, desapareció bruscamente como de rayo.
Así paso al día siguiente y al siguiente...y...al siguiente...
¡Oh! como retrocedía y avanzaba, era una locura...era como un fantasma, cumplía todos los requisitos para ellos, su alma transparente pasaba saltando invisible por doquier, hasta por los más obvios reconditos sectores, era su escudo, uno celestial...lamentable que era temporal, sin embargo, nunca perdió su encanto y parte de su pureza, su blancura, esa piel clara, incluso pálida, pero tersa con una juguetona barba rubia, sus bellas facciones serias y como que casi siempre solo se podían expresar tres facetas de sus gestos, parecía ivernar.

Todos los otoños me traían su recuerdo y observaba o al menos intentaba imaginar sus alas danzantes, intentaba reemplazarlo, ¡oh pero no podía! ¡no podía y me frustraba en mi agujero! ¡lo había estropeado! 
Lo sé...lo sé todo, es mi culpa...me pase la vida imaginandote Hombre Alado.